“Srta. Dosbocas. Vidente”



Recuerdo que en su tarjeta de visita se podía leer: “Srta. Dosbocas. Vidente”, y al lado la foto trucada de una mujer que lucía, por ojos, una boca al revés.
Ni ella misma recordaba de qué manera empezó a manifestarse su don; tendría 25 o 26 años, entonces, a poco que mirara dentro de los ojos de cualquier persona, palidecía, dejaba de parpadear y las profecías escapaban por su boca, como cangrejos alados, a través de enigmáticas frases que quedaban suspendidas en el aire.
Con los años y el refinamiento de su arte, montó una consulta. El éxito no tardó en llegar porque la “Srta. Dosbocas. Vidente” era una adivina intachable; su precisión y acierto, indiscutibles. Aquellas predicciones de amplio espectro dejaban a los clientes en un estado de encantamiento tal, que ya nada más ocupaba sus mentes, sino aquel baile de extrañas palabras, como adivinanzas o acertijos, que debían responder con el hacer de su día a día. Conozco de primera mano algunas:
“Los cuchillos hablan”: se la dijo a un expresidiario por delito de sangre que acabó convirtiéndose en un afamado chef.
“Hay quien espera en los acuarios que se forman dentro de los icebergs”: sé que este señor enfermó al poco tiempo y, percatado de la gravedad del asunto, decidió contratar los servicios de una empresa de criogenización, y así hasta ahora.
“Las lenguas se observan fijamente y en el abrir y cerrar de los párpados de agua, se dibujan los labios que te miran”: …aún continúo buscándole un sitio.
Su presteza corrió de boca en boca y una larga cola de clientes serpenteaba por la avenida central todos los días de la semana.
La “Srta. Dosbocas. Vidente” tuvo que doblar turnos, y también sus honorarios. De día y de noche los futuros se sucedían frenéticos, futuros simples, futuros tristes, futuros perfectos, futuros futuros…
Pero los caminos de la videncia, por paradójico que parezca, son inescrutables, y su talento, como mismo vino, desapareció.
Un 27 de Julio, las 00:30 pasadas, el cliente ante ella, los ojos bien abiertos, como siempre, algo empezó a ir mal. Por más que lo miraba, no veía nada, estaba ciega, como quien se asoma por la borda de un barco a medianoche y en altamar; entonces, las únicas palabras que pronunció fueron: “No te sé de nada porque nada veo”.
Aquel cliente, sin embargo, se marchó a casa eufórico, repitiéndose la frase candente una y otra vez, satisfecho con la elasticidad de su profecía, de proyección casi infinita. No así el cuarto, ni el quinto y demás clientes de aquella madrugada porque si la voz corre en un sentido, también en el contrario.
Indudablemente a la “Srta. Dosbocas. Vidente” se le había esfumado el genio. Lo consultó con especialistas y con otras compañeras de profesión. Se habló del síndrome de “burn out”, también de un bloqueo emocional con consecuencias neurológicas, incluso se barajó la posibilidad de que se hubiera llevado a cabo un expolio de la gracia por la mercantilización a la que fue sometida.
Lo cierto es que la “Srta. Dosbocas. Vidente” lleva, desde entonces, una apacible y serena vida de ortodoncista, que le permite, por lo demás, centrar la atención solo en los dientes de sus pacientes.
No obstante, hace ya algún tiempo que corre el rumor de que la “Srta. Dosbocas. Vidente” ha vuelto a ver. Algunos cuentan cómo, por instantes, sus miradas se cruzan y a ella se le encala la cara; otros van más lejos y dicen haber visto los cangrejos voladores de sus vaticinios tratando de ocultarse entre los listones de las persianas.
En fin, tampoco hay nada contrastable en esta ocasión, solo habladurías. Por ahora, la “Srta Dosbocas. Vidente” únicamente mira por su futuro, aunque tampoco le interese saber lo más mínimo del mismo.


La huésped del cuarto 11

Comentarios

  1. Yo fui cliente de esta vidente, que también sabía mucho de astrología. Puedo dar crédito de eso de los cangrejos voladores. A veces también parecían langostinos.

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  2. EXVIDENTE: Sí, le recuerdo. Recuerdo también una conversación muy estimulante que tuvimos sobre los crustáceos y decápodos, aunque sigo discrepando con usted respecto a los langostinos. Espero haber acertado con su adivinación.

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