Este fue el
combate del milenio, en el mejor escenario posible, ante más de cien mil
espectadores, como muestra la impresionante foto que encabeza esta página.
Reproducimos la crónica de nuestro especialista, Kid Solado, y remitimos a
nuestra revista de boxeo, “Puños insolados”, a la venta en todos los
estancos.
¡Inenarrable!
Jack Johnson pudo ganar nuevamente, pero se
encontró ante un Cravan que parecía otro boxeador completamente diferente del
que salió derrotado en Barcelona. El repertorio pragmático de Johnson, con
condimentos conservadores y su control de espacio y tiempos, le donaron los
atributos que sumados a su eficacia y efectividad, pudieron izarle al triunfo
en el denominado combate del milenio ante el suizo Cravan. Pero...
El duelo era una ponencia de dos estilos
contrariados, de distancias antónimas, de esencias distintas que buscaban la
misma gloria. El universo se resumía a un ensogado de seis metros, un teatro
donde la obra fue el libreto repetido de la versión de un Jack Johnson táctico
y controlador, que neutralizó el ímpetu sin certeza de Cravan, quien por
menudos capítulos del trámite del pleito, se zafaba de la baranda del jab zurdo
del norteamericano, y atravesaba su zona de control con ráfagas tímidas de
golpes sin la efectividad necesaria para imponerse ante los jueces. Los
seis primeros asaltos fueron de dominio intercalado, tras una ligera reacción
del director de Maintenant con su glosa efervescente, luego del arranque
dominante de Johnson.
Cravan solo tenía un recurso de victoria, el
k.o., mientras Jack Johnson debía remar su barca hasta la campanada final, y
abrochar su triunfo 48 en su invicto palmarés.
El boxeo es el arte de golpear y no ser
golpeado, en el pugilismo profesional no se suman puntos, se administran los
diez que te otorga cada asalto, y para ello no gana quien más ataca, sino quien
más eficaz es cuando ataca. Recitan los manuales que un golpe contundente o
efectivo vale más que diez sin trascendencia.
En un mundo efervescente, en el recipiente
de espectáculo en el cual se envasó el combate, la fastuosa azotea del Gran
Hotel Insolado, asistimos a un recital virtuoso, dinámico y con un cúmulo de vértigo.
La afectividad hacia Cravan, desbordada en carisma y aceptación, cegó a un
sinnúmero de personas que se sumaron al mainstream del combate. En un grito
hambriento clamaban por su triunfo, pero Johnson, ceñido al renglón de lo
táctico, se fue imponiendo siendo práctico, ligeramente efectivo con su jab
zurdo, ese recto que se anclaba de forma diáfana en el rostro de su oponente, y
con voladas de diestra que llegaban a la diana de Cravan.
Hasta que llegó la sorpresa electrizante que
puso en pie a los más de cien mil espectadores que atiborraban la fastuosa
azotea del Gran Hotel Insolado: Cravan quedó KO por un gancho de izquierda a la
cara... y Johnson cayó por un cruzado de derecha que le dio un Cravan con el
pie de apoyo atrás. Nunca se había visto una cosa igual en los anales del
boxeo. Todo un triunfo del simultaneísmo, que hizo que hasta el señor
Bertholoff, levantado de su sillón como por acción de un resorte, expulsara de
sus labios su enorme habano, mientras la multitud enfervorecida aclamaba a los
vencedores.
¡Inenarrable! ¡Inenarrable! ¡Inenarrable!
Johnson y Cravan, segundos antes de caer fulminados como por un rayo |
Ante la avalancha de comentarios motivados por esta noticia sensacional, nos hemos visto de nuevo obligados, para no bloquear GHI, a desviarlos, en este caso hacia nuestra revista de boxeo, donde aparecerá una selección de ellos.
ResponderEliminarMuchos nos preguntan por el estado del sr. Cravan (a quien algunos daban por muerto), una vez se ha desquitado de Jack Johnson, aunque el resultado no fuera todo lo bueno que se esperaba. Su estado de salud es bueno y ya se encuentra plenamente recuperado. Johnson ha tardado algo más, pero en estos momentos ambos celebran su triunfo en el bar principal de GHI.