La marcha de las cabras


GHI se ha convertido en poco tiempo en lugar de encuentro de lo mejorcito de la sociedad. Últimamente ha causado sensación el regreso de Armando Azar, después de su aventura submarina. No obstante, nadie se ha tropezado todavía con él, ni de día ni de noche, en el hall del hotel; al menos, en su ciertamente preferido atuendo de buzo. Según ha trascendido, participa como figura emérita en un congreso de etología en la isla de Fuerteventura, al cual acude a diario en helicóptero. La invitación es un intento desesperado de los mejores científicos del mundo, que allí se reúnen, para resolver el extraño comportamiento que están teniendo las cabras majoreras desde la pasada fiesta de San Juan.

Al parecer, mientras los ganaderos estaban saltando las hogueras, un exiguo hato liderado por una cabra machorra se escapó y, tras trepar a la montaña de Tindaya, pasó la noche entera balando. Por la mañana, al dueño no le supuso un gran esfuerzo reunir a las cabras con la ayuda de sus perros pastores y luego llevarlas de vuelta al establo; pero no pudo extraerles ni una gota de leche, por más que les aplicó los ordeñadores mecánicos.

Desde entonces la sucesión de acontecimientos ha sido vertiginosa, de tal manera que la industria quesera de Fuerteventura está a día de hoy al borde de la ruina; todas las cabras de la isla sin excepción se aprietan cada noche sobre la montaña guanche y sus inmediaciones a balar. Resulta atronador. Ni una sola de las varias cooperativas de ganaderos que hay allí ha encontrado la forma de impedirlo: la determinación de las cabras se está mostrando invencible, incluso contra los feroces perros majoreros, cada vez menos feroces. El miedo a que esta conducta se propague al resto del archipiélago ha calado ya. “Tienen que hacer algo. Cancelaré mi reserva si desaparece el queso ahumado de La Palma de las bandejas del bufé”, se oye decir entre la clientela de GHI.

Por lo pronto, los científicos han hallado una pauta en la secuencia de los balidos. “Tiene una estructura básica, dijo un portavoz de los científicos, de sujeto y predicado; podría constituir un protoidioma”. Ese descubrimiento es el que los ha llevado a tomar en consideración las investigaciones relativas a la interpretación del idioma animal de las que Armando Azar siempre ha presumido y le han dado fama. (Todos sus manuales, incluyendo Fonología de las cabras, redactado en sus prolongadas estancias en el Establecimiento de Reposo Susana regentado por el doctor Kari Gary, resultan ilocalizables.)

La última rueda de prensa sirvió para saber, de boca del mismo portavoz, que Armando Azar exigió para participar en el congreso un queso majorero de pimentón. Lamentablemente, a causa de la escasez, solo se le pudo obsequiar con un queso de medio kilo, del que dio cuenta nada más bajarse del helicóptero. Luego, pidió entrevistarse en privado con la célebre machorra. Al cabo de una hora y veinte regresó comentando que la reunión se había celebrado en un clima de desconcertante serenidad. La guía de las maxoratas le confesó que, desde la noche de su revelación, había ido elaborando un manifiesto que finalmente resumieron entre todas en este eslogan: “Ve bebé, bebe del bebedero”.

El sentir general extraído de las primeras conclusiones de los congresistas es que el cambio climático está en una fase de desarrollo más avanzada de lo que se creía. La ya conocida como marcha de las cabras de Tindaya así parece probarlo. Por el contrario, Armando Azar defiende que la confusión que sufrieron las cabras en su identidad estuvo motivada por una alteración reciente en sus hábitos alimenticios. “El eslogan es elocuente, dicen que dijo. Esa es una onomatopeya aprendida. Es innegable que sufren un empacho de papel impreso, al cual las cabras son tan aficionadas; muy dañino si es procedente de libros de poesía; más aún cuando son de La Barca de Fuego. Con una dieta exclusiva de tunos indios remitirá el contagio.”
  
(Ha informado Un Corresponsal de INSOLACIÓN desde la centralita de GHI.)


Comentarios

  1. Ve bebe va, baba ve beba va: babe ve vele, va bale le vale la; vela la bale le vela va. Bala le bebe la babe le, lave la baba le leva ve… va.

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  2. Sé perfectamente lo que le pasa a esas cabras canarias. Ni los congresistas ni Armando Azar están en lo cierto, pero como no me han invitado al Congreso, lo mantendré en secreto hasta que se dignen consultarme.

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    1. Ok, Dr. Hackenbush. Quienes hemos seguido su brillante trayectoria profesional sabemos de sobra que es usted un gran especialista en cabras.

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    2. Tendrá que ratificarlo el Dr. Hackenbush, pero a mi entender es una huelga encubierta. Después de ganar el primer premio en el certamen de quesos de Wisconsin, los ordeñadores triplicarán los turnos y de esto ya están al tanto las cabras.

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  3. Buen trabajo del Corresponsal de Insolación, pero es una lástima dé tanto crédito a Armando Azar, sobre todo por la increíble malignidad hacia José Duna de que da muestra al final de su reportaje.

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    1. No estoy de acuerdo, yo creo que Armando Azar es un hombre objetivo y científico.

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    2. A la luz del apoteósico éxito que está teniendo "Nebulosa cuaderna", quizás se trate de un caso de rivalidad, ya que no quiero imaginarme a Armando Azar víctima de la envidia.

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  4. El trato que mi Obra está recibiendo por parte de ciertos elementos que frecuentan GHI no es en absoluto el apropiado. Es por ello que debo anunciar que mi recital, programado para ejecutarse en el templete de los Jardines Versallescos, debe aplazarse sine die.

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