- ¡Lo que hay que ver! Llevan una eternidad
anunciando la inauguración y no hay manera de que arranque. Lo bueno es que hay
menos que limpiar.
- Pues que me digan cómo se limpia sin sacar la basura. Está todo lleno de
hojalatas, trapos, cajas vacías, garabatos; mira esas fregonas, hasta les pusieron nombres: Cyd, Gene y Fred,
dice. ¡Lo que hay que ver! ¿Te acuerdas de la Singer que había ahí detrás,
encima de una mesa?, esta mañana me la llevé prestada para coser unos vueltos.
- ¡Ahí va! Se van a dar cuenta. ¿No viste
que ya faltaba el paraguas que había al lado? Con la lluvia que estaba cayendo
ayer, lo tuve que coger prestado. Deberíamos devolverlo todo mañana mismo.
- Si tú lo dices; pero no creo que pase
nada. Ahora mismo están muy alborotados con algo que acaban de descargar en la
estación del tren. Es como una burbuja gigante.
- ¿De aire?
- No, no, de agua. Oí que la iban a colocar
aquí, justo en la entrada.
- Espera, ¿no oyes?, parece que viene
alguien.
- ¡Recoge eso y vámonos! Corre, que no
quieren que nadie esté aquí cuando la traigan.
- Entonces, dice usted que no hay peligro
de que se derrame y cause un accidente.
- Por supuesto que no. El paralepípedo es
totalmente estanco. No está contenido en nada; sin embargo, lo conforma una
sustancia que, al contacto con el aire, se mantiene rígida como el más duro
acero.
- Pero es transparente y no solo deja ver
lo que haya detrás, sino también a una mujer que hay nadando en su interior.
- Es una de sus propiedades. Solidifica
justamente el milímetro que entra en contacto con el aire exterior; pero
manteniendo la transparencia, sí.
- Sí, y deja ver a esa mujer en su
interior. ¿Cómo podrá respirar bajo el agua?
- Evidentemente, no es agua. Está sumergida
en amnio-micans, un fluido concebido por el
sabio maestro que ha donado la obra para la exposición, el cual permite ser
respirado. Al hacerlo, las células corporales rejuvenecen renovando su líquido
interior; esto es, su matriz citoplasmática; además del intersticial. Incluso
sucede con las muertas; esto es, las de un muerto. En este caso, las de una
muerta. La combinación, sutilmente
proporcional, de sus componentes permite elegir el momento vivido que se desea
recuperar.
- Por lo que expone usted, debe de ser muy
sabio ese maestro; pero solo a un viejo achacoso se le ocurriría dejar a una
mujer así a la vista. ¡Desnuda! ¿No le parece escandaloso? ¡Y ese vello rojo!
- Realmente, amigo mío, está vestida.
¿Acaso ignora que mantiene cubierto con un largo guante su brazo izquierdo por
entero?
- ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Para qué creen
que sirve la valla que hay a la entrada? Es evidente que la Dokumenta aún no
está inaugurada, ¿no les parece? Salgan, por favor. ¿Diga? Sí, Dr. Hackenbush, había dos curiosos, pero ya se han ido.
Cuando quiera, ya puede proceder a la instalación de la obra. Sí, señor, ahora
mismo están trayendo el panel explicativo.
- ¿Dónde lo coloco? ¿Quiere que lo cuelgue?
- No, espera. El Dr. Hackenbush quiere
comprobar que está correcto antes de colgarlo. Sí, Dr. Hackenbush, pásese cuando quiera, aquí voy a estar.
Ya te dije que no lo colgaras. Déjalo ahí, arrimado a la pared, y espera, que
ahora viene el Dr. Hackenbush. Él te
dirá si lo puedes colgar.
- Espero que no tarde, pues tengo que ir a
ayudar a mis compadres a entrar esa cosa.
- ¿Qué cosa?
- Pues ese cuadrado de agua, con la Barby
en cueros dentro.
- No es una Barby. Es una mujer de carne y
hueso.
- Pues parece una muñeca robótica,
repitiendo siempre lo mismo.
- Es que es una mujer de otra época,
resucitada. Repite algo de su vida que la marcó.
- Entonces, será una zombi.
- No, idiota. ¿Acaso parece una momia? ¿No
has leído lo que dice ese cartel?
- Yo no leo en el trabajo, que luego me
acusan de ocioso.
- Mira, aquí lo dice: el amnio-micans tiene la propiedad de revivir los
cuerpos muertos. Y más abajo, aquí, dice también: dependiendo de una
combinación sutil de sus componentes, es posible elegir un momento concreto de
su periplo vital y regresarlos a la vida.
- Pues vaya momento fueron a elegir para
esta tipa: cantando una canción y en cueros. ¿Y qué le pasaba en ese brazo, que
lo lleva enguantado?
- ¡Cállate!, que viene el Dr. Hackenbush. Aquí tiene el panel, doctor.
- ¿Has informado de esto a Don Bertholoff?
- No, Dr. Hackenbush. Como usted me dijo que no lo hiciera.
- Bien hecho. Quiero que lo coja por
sorpresa.
- Pero doctor, por ahí se dice que a Don
Bertholoff solo le gusta el pelo rubio.
- Tranquilo, muchacho. En realidad, este
regalo ha sido una ocurrencia de ese viejo genio. Por lo visto, como en su
villa de Montmorency ya no le cabe un invento más, se le antojó que el mejor
emplazamiento para sus nuevas ocurrencias era GHI. Me pregunto qué tendría que
hacer para que me invitara a ir un día por allí.
- ¿Y dónde queda eso, doctor?
- A
un cuarto de hora de París.
- ¿Y hasta allí llega nuestro tren?
- Que será muy sabio, sí, pero me parece a
mí que es muy poco listo. Si el viejo supiera que Don Bertholoff conoció hace
tiempo a esa pelirroja.
- ¿Y ese señor es muy famoso, doctor?
No quiero ni pensar en la que se va a armar cuando el señor Gerente descubra todo esto.
ResponderEliminarCreo que se va a armar una de mil demonios!
ResponderEliminarEl Gerente de ese Gran Hotel demuestra una vez más ser un hombre de gustos depurados. ¡Vivan las pelirrojas!
ResponderEliminarCreo recordar que en su conferencia de GHI dijo Mark Twain que las pelirrojas descienden de las gatas, y también he oído decir que sueñan a colores.
ResponderEliminarGracias a este poderoso invento, ¡podré revivir los mejores momentos de todas mis vidas anteriores!
ResponderEliminarMenos mal que hay un comentario que se sale de lo anecdótico. Lo importante de esta noticia es la llegada a GHI del genial invento del profesor Canterel, no esas banalidades sobre el Gerente y las pelirrojas.
ResponderEliminarTiene Vd. razón, caballero. Sin embargo, no ha puesto el acento en lo verdaderamente llamativo de ese invento: su nombre. Hace tiempo, ese señor ya cedió a GHI la patente de un artificio para la reconstrucción de la Reina de África llamado vidrio-micans; ahora, nos viene con eso del amnio-micans; quien conozca su trayectoria, ya sabrá que hace algún tiempo concibió un fluido llamado aqua-micans, el cual puede verse en los jardines de su finca. ¿Y qué va a ser lo próximo, la cola-micans?
ResponderEliminarM. Canterel, para la información del Sr. Ignorante del comentario anterior, no ha dejado nunca su labor de investigador de élite. Fruto de ella es la superación de sus propios inventos, como así ha pasado con el amnio-micans, que es una mejora de sus investigaciones químicas que dieron como resultado el descubrimiento del vitalio y la resurrectina.
ResponderEliminarSolo GHI podía haber aspirado a convertirse en lugar de regalos del Profesor Canterel. ¿Para cuándo el envío del Escarabajo Volador?
ResponderEliminarA mí me vendría bien para los dolores de muelas crónicos que tengo, y a los huéspedes en general para disponer de un pronóstico del tiempo verdaderamente científico, o sea poder por fin prescindir de todas esas paparruchas de los charlatanes meteorológicos.
ResponderEliminar¡Qué gloria para GHI poder contar no solo con el Dr. Hackenbush sino con el Prof. Canterel!
ResponderEliminarPero hombre, ¿cómo puede usted comparar a un veterinario (y vaya veterinario) con un sabio?
ResponderEliminarPerdone que se lo diga, pero soy uno de los consejeros del Profesor Canterel. Y les dejo porque la pelirroja vuelve a llamarme.
ResponderEliminar