Primer aniversario de GHI y Los dos que se cruzan otra vez

Siempre diligente, Lady Hackenbush
fue la primera bañista del segundo año de GHI
(Foto Man Ray)

Como es sabido, una estruendosa fiesta celebró el primer aniversario de GHI, con orgiásticas hogueras la noche sanjuanera en nuestra playa privativa y festival de fuegos a cargo de los mejores artistas pirotécnicos de China, Portugal y Nueva Orleans. De todo lo acontecido hay suficiente información (quizás más de la cuenta) en nuestras páginas sociales de facebook y twitter.
En este espacio más selecto, solo queremos dejar constancia de lo acontecido la noche del aniversario propiamente dicho, o sea la noche de este último solsticio de estío.
Llegado de algún punto de Oceanía, M. Robson ocupó el día 17 uno de los cuartos del último piso del edificio central, exactamente el que tiene estructura triangular. Allí se instaló para quedarse una semana, provisto de su nueva máquina de movimiento perpetuo, con sus graciosas bolas de estaño, colocando la caja de caoba frente a la ventana.
La consecuencia es que los dos que se cruzan se han vuelto a cruzar a las 12 de la noche, y el viejo Robson –más que viejo, viejísimo– ha reencontrado el movimiento perpetuo en el estanque de los cocodrilos de GHI, hecho confirmado por nuestro Gerente, que se estaba fumando un habano en ese preciso momento, sentado confortablemente en su butaca de Macao.

M. Robson

*

Pero esto no fue todo, ya que contamos con un relato sorprendente de la huésped del cuarto 11.
Poco antes de la medianoche, se retiró a su habitación, acompañada por el deferente sereno MW, quien como de costumbre le abrió la puerta y los armarios y le encendió todas las lámparas. MW se retiró antes de lo acostumbrado, diciéndole desde la puerta, a modo de advertencia: “A medianoche, dispararán los cañones”.
Sobre el tocador había un objeto nuevo. Envuelto en papel y escrito a mano, sobre él se podía leer la palabra “Kirius-kirius”. Lo abrió inmediatamente e interpretó que era un rizador de pestañas, así que deslizó los pequeños dientecillos por ellas, primero un ojo, después el otro. Quiere ver bien el resultado y se coloca ante el armario de espejos, pero no encuentra su imagen. Todo apunta a que el artilugio la ha robado. En su lugar, surgen dos figuras, cada una por un extremo del espejo, que ahora es una pantalla de cine. Caminan hacia un encuentro, son otros dos que se cruzan. Parece que esto mismo aconteció en todos los cuartos de GHI, pero en cada habitación eran dos distintos. Aquí, en la 11, son La Noche y El Loco.
Primero que se cruza:
“Los que observan incendios, gustan también de provocarlos.
Hoy podrás, por fin, tenderte sobre mi cuerpo blando, sarcófago de tu sosiego”.
Segundo que se cruza:
“Coloca la pequeña piedra negra en tu oído y escucha lo que cuenta. Los dos ya sabemos de la fuente de energía inextinguible”.

*

En el cuarto de nuestro gran visitante oniromántico fue visto un leopardo (por fortuna, manso), el agua salía azul de los grifos y de la ducha y el reloj atrasó de golpe y porrazo siete horas.
A partir de la medianoche, los ascensoristas se transformaron en hipopótamos, con el consiguiente trastorno para los clientes más noctámbulos que querían entrar en el ascensor.

La playa de GHI acabó llena de hipopótamos

*

Estos fenómenos han venido repitiéndose desde entonces, lo que ha enojado finalmente a nuestro Gerente, que ha dado un plazo de siete días para que todos estos pelmazos desaparezcan de GHI.
M. Robson ha afirmado que se conforma con haber vuelto a realizar su vieja experiencia, sino que multiplicada, y que no podía ser en otro sitio que en GHI, al que definió como “el Único Hotel Encantado del Mundo”, rogándonos que pusiéramos todas esas mayúsculas. Tal es su satisfacción que nos ha regalado las dos estilográficas que escriben solas y que serán muy útiles en la recepción o llevando el registro nocturno de los sueños de los huéspedes, unas gallinas que se encargarán de atender nuestro campo de golf y de recoger las pelotas perdidas, varios vasos con bigotes, un kirius-kirius para el Museo de GHI y –oferta personal a nuestro Gerente– el fabuloso Cocktail Revelación.

Una de las estilográficas autosuficientes
regaladas por Robson

*

La fiesta se salió de madre en el bungaló del caballero Falstaff. Esto era de esperar, pero la presencia de Astrakán (de quien aportamos un flamante autorretrato, realizado en plena borrachera) coadyuvó al desastre, que se saldó con el incendio final del magnífico bungaló magnánimamente ofrecido a Falstaff por la Gerencia de GHI. Dados estos hechos, Falstaff ha sido expulsado definitivamente a las afueras de GHI.


Astrakán por Astrakán

Comentarios

  1. ¿No habrá sido todo obra de Mandrake el Mago? Ese tipo desde que lo veo por GHI ocurren cosas que ya se pasan de rosca.

    ResponderEliminar
  2. Nunca olvidaré esa noche de San Juan, o mejor dicho el amanecer siguiente. Yo estaba tras una duna y, como no duermo hace años, vi a la bella señora Hackenbush bañar su cuerpo en los mares de GHI. No había nadie más que yo, los demás estaban k.o.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dé usted la cara y verá cómo ese amanecer se le va a hacer doblemente inolvidable.

      Eliminar
  3. Tengo entendido que los sobres de los dos que se cruzan o cruzaban eran depositados en la boca de uno de los cocodrilos. Lástima pues que no queden testimonios de sus mensajes. Dicen también que los dos que se cruzan o cruzaban se han quedado mancos.

    ResponderEliminar
  4. Vuelvo a romper una lanza por Falstaff. Creo que simplemente no se le ocurrió otra idea que hacer una hoguera con el bungalow. Debió pensarse que eso eran las hogueras de San Juan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ustedes investiguen y verán que el incendiario fue el supuesto hijo de Armando Azar, y que Falstaff, en un noble gesto, asumió la culpa. Rogamos a GHI recapacite. Falstaff, por ejemplo, podría habitar junto a una de las estaciones ferroviarias de GHI, que ya tienen sus tabernas y posadas.

      Eliminar
  5. Buenos días,
    Me dedico a la investigación privada y me interesaría adquirir un vaso-bigote. Necesito tenerlo cuanto antes, en menos de tres días. Es para mi próximo trabajo que, precisamente, va a ser en ese hotel. Para salvaguardar mi anonimato he pensado que me lo pueden enviar a un apartado de correos, que se los facilitaré desde que me confirmen el pedido.
    Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lamentamos comunicarle que solo trabajamos con mensajerías, y estas se limitan a las entregas personales.
      Le proponemos que recoja su vaso-bigote en la cuadra del propio GHI, preguntando por el señor Hugo Z. Hackenbush, quien es un modelo de discreción y además le hará algún descuento. Puede que hasta se lo alquile.
      Reciba un cordial saludo.

      Eliminar
    2. Tengo aquí a su disposición infinidad de modelos de vasos-bigotes. En esto de bigotes falsos soy un artista.

      Eliminar
    3. Pues sepa usted, don Hugo, que el vaso-bigote que me vendió resultó un fiasco. Desde el primer día que lo usé, fue tal el alborozo que se desató entre la clientela del hotel, que fue imposible trabajar con la discreción que mis actividades requieren, y todo por el asombroso parecido que cogí con un tal Groucho Marx quien, por lo que pude comprobar en carne propia, tiene un ingente número de fanes.
      Le aconsejo que en las siguientes colecciones de vasos-bigote y vasos-barba que lance al mercado y que estén destinados al camuflaje, utilice bigotes y barbas anónimos.

      Eliminar
  6. ¿Alguien conoce el antídoto del Cocktail Revelación ? Probé un poco la noche de San Juan y desde entonces no veo sino gente volando y gatos que me sonríen, aunque sin duda lo peor, es que lo veo todo de color rosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No se preocupe. Los efectos desaparecen al cabo de un año.

      Eliminar
    2. Lo mejor es hablar con Fernando Milpessoas, que conoce mil remedios para todos estos mejunjes.

      Eliminar
  7. Ha sido un placer reencontrarme con mi viejo amigo Astrakán, a quien no veía desde los lejanos tiempos en que me hospedé en su cueva de Guayonje, a donde nos invitó a mí y a mi amada Lisette.
    En cambio, encontré a Robson muy avejentado, parece una momia. Si se hubiera dedicado a disfrutar de la vida en vez de a esos mil inventos bobos, le hubiera cantado el mismo gallo que a mí.
    Ah, sobre el remedio para Revelación, lo mejor es tomar otra dosis y el color pasará de rosa a anaranjado.

    ResponderEliminar
  8. Señores, me han dicho que Falstaff está en la indigencia. Urge tomar medidas solidarias con el pobre viejo, aunque sea en honor a sus años gloriosos, que lo hacen a mis ojos tan venerable.

    ResponderEliminar
  9. He vendido ya 720 vasos-bigote. Todo el mundo está aquí camuflado.
    Comunico a mi distinguida clientela que a partir de mañana lanzaré una preciosa colección de vasos-barba, de varios colores (los vasos y las barbas). Ni el rey de los detectives, Mr. Wolf J. Flywheel, será capaz de descubrirlos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario