Falstaff


—¿Central GHI? Aquí, el mozo de cuadras.
—¡El mozo de cuadras! ¿Qué hace el mozo de cuadras llamando a la central de GHI? Aquí no resolvemos los misterios de la vida ecuestre. Es al señor veterinario a quien tiene usted que llamar.
—¿A Mr. Hackenbush? No se me ocurriría por nada del mundo; me tiene terminantemente prohibido que lo moleste por ningún motivo. Disculpe, central, pero creo que es importante. Es que hay en una de las cuadras un señor que se parece al gerente.
—Ah, claro, ¡y el caballero necesita que se le comunique que el señor gerente puede ir a donde le plazca, incluidas las cuadras!
—Sí, bueno; es decir, no. Mire usted, el hombre del que le hablo está tumbado sobre la paja, pero inconsciente.
—¿Está desvariando? ¡Cómo va a estar el gerente tumbado inconsciente en las cuadras!
—Eso es lo que estoy diciendo. Es el gerente, pero no va vestido como el gerente, sino como un pordiosero. Y si no fuera porque resopla de vez en cuando como un potrillo, podría decirse que estuviera muerto.
—¡No se mueva de ahí! Ahora mismo envío una unidad de enfermería. Y también a los ESGHI.
—¡Cómo me iba a mover de aquí! ¿Pero este no se dio cuenta de que yo trabajo aquí? Ya me habían dicho que estos de la central eran unos estirados. ¡Eh!, oiga, señor, ¿adónde va? ¿No ha visto en el horario que abrimos las cuadras de ocho a ocho? Todavía estamos cerrados.
—Descuide usted. No vengo a alquilar un alazán. Solo venía a ver cómo ha pasado la noche mi tío.
—¿Qué tío? ¿Ese señor es su tío? ¿Usted es sobrino del gerente del hotel?
—En realidad, no es mi tío. Resulta que le he cogido cariño y que me preocupo por él; sobre todo ahora, cuando el mundo entero le ha dado la espalda.
—Pero, entonces, ¿ya no es el gerente del hotel?
—Mi tío nunca ha sido gerente de nada, y menos de este hotel. Sepa usted que ha sido mancillado con el calificativo de persona non grata por el mismo gerente.
—Bueno, hombre, a la vista está que no es ninguna rata. Por muy pobre que sea su ropa, no hacía falta que lo clasificara el gerente. Por cierto, joven, ¿no me negará que este tío suyo o de alguien es idéntico a don Bertholoff?
—Aunque parezca muy joven, señor mío, he tenido una larga vida, y en ella he conocido a muchos hombres de aspecto idéntico que, sin embargo, no tenían nada que ver entre sí. Verbigracia, Julio César y Julio Iglesias. ¿Habrá dos rostros más iguales?
—Tendrá que perdonarme, caballero, pero no les veo la gracia por ninguna parte. Además, si esos dos se llaman Julio, algo tendrán que ver. Y hablando de nombres, todavía no me ha dicho el suyo.
—No se lo he dicho porque estoy completamente seguro de que mi nombre no le dice nada; no obstante, si le digo que soy el hijo de Armando Azar, quizá le diga algo.
—¡Así que el hijo de Armando Azar! Pues dígale a su padre que aquí en las cuadras somos defensores de la poesía de José Duna. Ahora, ayúdeme.
—Un momento. ¿No oye ese sonido?
—¿Qué sonido?
—De una sirena. ¿Será la policía?
—Debe de ser de la ambulancia, que viene para socorrer a su tío. Aunque los de control dijeron que también enviarían a los ESGHI. Pero hombre, espere, ¿adónde va?
—¿Qué tal estamos, mozo? ¿Ya está despierto nuestro hombre?
—Buenos días, jefe. Sigue sin moverse. Todavía está inconsciente.
—Entonces, ¿con quién hablabas?
—Con el hijo de…
—Dejen paso, por favor. Soy el enfermero primero. ¿Es este el enfermo? ¡Pero si es el gerente!
—¿Y tú eres el enfermero primero? ¿Cómo va a ser el gerente con esa ropa que lleva?
—Tiene razón, jefe. Pero quién lo diría. ¡Si es que parece su hermano gemelo!
—¿Y dónde dejaste a tu enfermero segundo, rellenando los envases del alcohol en la cafetería de GHI?
—¡Qué bromista es usted, jefe! Está en la ambulancia, preparando la camilla.
—¿Y a qué esperas mientras tanto? ¿No vas a asegurarte de que nuestro hombre sigue vivo?
—Por supuesto, jefe. Vaya, apenas tiene pulso. Jefe, vamos a tener que subirlo a la camilla, entre todos, claro, para llevarlo al hospitalito de GHI.
—Siento tener que contradecirte, enfermero primero; pero las órdenes son que sea atendido aquí, sin salir de las cuadras.

Comentarios

  1. ¡Pobre Falstaff! Ha encontrado al fin su hogar en GHI y hasta expulsado vuelve a él, cobijándose donde puede, o sea en las cuadras. Debemos unir fuerzas para que el señor Gerente vuelva a acogerlo en el seno de GHI.

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    1. Supongo que la foto no ha sido tomada en la cuadra, ya que parece todo menos enfermo. Cuidado, que ese es un pillo de tomo y lomo.

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    2. Creo que se sobrevalora al tal Falstaff. ¿No hay asuntos más serios que tratar en este boletín oficial de GHI? ¿Qué hay de la Semana de Cine prometida? ¿Por qué han dejado de servirse los rones Viejo Bucanero y La Aldea? ¿Qué son esos nuevos fenómenos que se están detectando en el estanque de los cocodrilos? ¿Y quién ha soltado en la playa todos esos correcaminos?

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  2. ¿Y si le dieran a Falstaff un poco del elixir dejado por Simbad?

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  3. No entiendo tanta babosería con Falstaff, que no es sino un viejo borracho y piojoso.

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    1. Ok, ¿cómo es posible que lo confundan con nuestro elegante Gerente? Para mí es una campaña de maledicencia. A ese mozo de cuadras hay que echarlo a la calle.

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  4. Mi, ser grande amigo Mr. Falstaff. Borracho mucho divertido. You puedes enviar States que yo recibir mucho bien en mi rancho of Colorado.
    I hope to return Insolation Hotel following otono.
    Greetings for all, and specially great Bartholow, my friend bartender Lloyd and good old boy Jerry!

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  5. Creo que el viejo Falstaff se merece un respeto por tratarse de una reliquia de los tiempos antiguos. Pero además les comunico que desde su llegada a GHI ha surgido en lengua inglesa una nueva palabra sinónima de "fantastic": "falstaffic". Y dentro de poco oiremos en español y en portugués "falstáfico", en francés "falstafique", en latín "falstafic", etc.

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  6. ¿Pero al final qué pasó después de lo aquí relatado?

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    1. Hola, corre el rumor de que Falstaff y AA Jr. han sido contratados como ayudantes del Agrimensor K, quien se hospeda desde hace algunos días en la Hacienda de la Media Luna, con vistas a realizar unos trabajos de delimitación de tierras para el señor Gerente de GHI.

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  7. ¡Pero qué redicho es el supuesto hijo de Armando Azar! Desde luego, no salió a su ilustre padre.

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    1. A mí lo que me llama la atención es que huya de los ESGHI. Este joven esconde algo.

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    2. Pero bueno, mi gran pregunta es: ¿Armando Azar reconoce a este tipo como su hijo? Porque él nunca había hablado de esto, y yo he seguido su trayectoria desde los tiempos heroicos de "Insolación", "Penumbra" y "Absenta".

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    3. ¡Pobre Armando Azar Jr.! Abandonado por su insigne padre, ha tenido que buscar un sustituto en ese desalmado Falstaff, ya que al parecer nadie quiere acogerlo. ¡Que estas cosas sigan aconteciendo, en pleno siglo XXI!

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    4. ¡Basta de sensiblerías! Lo que faltaba es que nos fuéramos a preocupar por cada uno de los muchos hijos que Armando Azar, a juzgar por su fama de tenorio, debe tener diseminados por el mundo.

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  8. El pobre José Duna se emocionó al enterarse de que es un superventas entre los mozos de cuadras...

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    1. No ironicemos. José Duna tal vez sea el primer poeta moderno que se acerca al Pueblo sin ningún paternalismo y sin ninguna demagogia.
      Yo sé algo de esto.

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