La zona erógena (Basado en hechos reales)


En la Isla de Rayo Verde lleva meses sucediendo un acontecimiento sin precedentes: parte de la población de la capital fornica de repente en la calle.

Los hechos acontecen en la zona existente entre calle La Luna, calle Las Delicias, calle El Sol, calle El Hondillo y la calle Dr. Dolkoski. En ella los transeúntes que se cruzan se besan durante horas, se desnudan y se tocan a cielo descubierto y hacen sexo en los portales y en las marquesinas del transporte público. Los más sentimentales también se prometen amor eterno que dura lo que se tarda en caminar cada una de estas calles porque al salirse de ellas todos los que antes se amaban vuelven a desconocerse.

Las autoridades locales comienzan a preocuparse. Desconocen qué o quién está provocando este comportamiento de sus vecinos. Después de varias mediciones de gases y de una escrupulosa investigación del mercado actual de narcóticos, descartan cualquier causa física y se inclinan por un fenómeno de índole sobrenatural. Contactan con varios expertos en la materia cuyos estudios también resultan infructuosos, si bien sale a la luz un dato que podría aportar alguna respuesta y es la existencia de un antiguo cementerio sobre el que se ha construido el pueblo. Solo entonces, el alcalde decide pedir ayuda a la máxima autoridad en el tema, la Médium Justiciera.

La tarde del domingo ella llega a la isla y ese mismo día y los siguientes hace ronda por las calles orgiásticas, tomando nota rigurosa de todo lo que allí ve. Después de cinco meses de observaciones elabora el siguiente informe: 

INFORME DE LA MÉDIUM JUSTICIERA

1.- Ojalá---El Placer---Mirada Profunda=

2.- Mirada Profunda---Ojalá---El Placer=   

3.- El Placer---Mirada Profunda---Ojalá= (J ≠ 0)

Estamos ante tres potentes secuencias de energía electromagnética que han conseguido generar en el barrio un agujero negro semántico de materia léxica erógena. Tres negocios de la zona actúan como vórtices gravitacionales: restaurante La Mirada Profunda, muebles El Placer y congelados El Ojalá. Los rótulos de estos tres comercios han conseguido establecer un campo gravitatorio entre las calles que los conectan y condensar una fuerza de atracción tan fuerte que todos los que caminan por ellas se ven impelidos a amarse y hacer el amor.

He podido localizar el horizonte de sucesos a lo largo de la calle Constitución. De ahí para arriba el mundo se mantiene anodino y sus habitantes ajenos totalmente a la marea magnética del agujero.

La Médium Justiciera no piensa resolver el problema, es más, ni siquiera piensa que sea un problema. Bastaría con cambiarle el nombre a cualquiera de los tres establecimientos para que el agujero negro se extinguiera, pero no va a contar nada de lo averiguado, antes quemará su informe. Sabe que su hallazgo, bien manejado, la puede convertir en la persona más poderosa del orbe.

Tras su sonrisa de carillas perfectamente alineadas, la Médium Justiciera esconde una maldad crónica.


(Informó la Huésped del cuarto 11)

Comentarios

  1. Desde siempre me he considerado un gran coleccionista de agujeros negros, pero de este no tenía noticia. Más pronto que tarde, me llegaré hasta allí con mi globo Gigante.

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    1. Ese mismo pensamiento había tenido yo, por lo que le ruego tenga a bien incorporarme, estimado y admirado José Duna, a la tripulación de Gigante.

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    2. Hola. La Jefa me ha dado unos días de permiso, y podría aprovechar para visitar ese agujero negro a bordo de Gigante. Pero no como tripulante, ya que supongo que don Fernando, por su gran experiencia, querrá ser el piloto, sino como simple pasajero, para disfrutar más el viaje.
      De paso, al señor Duna le digo que si quiere le puedo guardar a Gigante desplegado, en un gran cobertizo junto a las caballerizas. Por un módico precio, se entiende, que puedo rebajar si le guardo solo el maletín. Pero es mejor inflado, ya que podría ser visitado por los curiosos, y vamos al 50% de las entradas.

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    3. Roy Bean & Gallows, representantes legales de Mr. Duna, advierten al señor Hackenbush de que, en el caso de acercarse a menos de 100 metros del globo Gigante, será demandado judicialmente. Que se dé por avisado; lo de la caravana RR no se volverá a repetir.

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    4. José Duna no debe saber que la señorita Langtry y la señora Hackenbush son íntimas amigas. Yo le recomendaría se dirigiera a Perry Mason, quien, desde que se proclamara hace un año la Dictadura Mundial Sanitaria, ha instalado su bufete internacional en la Hacienda de la Media Luna.

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    5. El Gabinete de Prensa de GHI, haciéndose eco de la última declaración del Sr. Duna (puesta en boca del juez Roy Bean), acaba de entrevistarse con quien tiene todas las respuestas relativas a nuestra seguridad: Mr. Smiley. Meridianamente claras han quedado dos cosas:
      - El juez Bean está invitado a hospedarse en GHI cada vez que lo solicite, aunque debe saber que no tiene competencias legales en nuestra finca.
      - El Sr. Duna debe reparar en que GHI no es un patio judicial.

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    6. Mucho ha ganado GHI al contratar a Mr. Smiley, quien tras su épica expulsión del bandido Arkadin nos ha traído aires nuevos de claridad. Me comentan que el siguiente paso de José Duna ha sido poner como vigilante de Globo Gigante al Oso de Roy Bean. ¡Todo un acierto! Por mucho que Hackenbush sea veterinario, también sabe que el Oso del juez está bien adiestrado y no se anda con chiquitas.
      Pero, sinceramente, yo no creo que tenga Hackenbush malas intenciones con el Globo de José Duna. A mí me ha confesado que solo quiere darse un viajito en él y a ser posible sacar algún dinero exponiéndolo, como hizo con la escafandra de Armando Azar y está haciendo ahora con la colección de cachimbas de Juan Llampallas (otra cosa es que la historietas que cuenta de cada cachimba sean todas apócrifas).

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    7. Desaconsejo el medio aéreo para llegar a Isla de Rayo Verde, pues su cielo lo custodian numerosas bandadas de andoriñas que boicotean la marcha de cualquier artefacto volador. Su globo, Dr. Hackenbush, acabaría flotando en el mar como un calamar gigante.
      Más seguro es el acceso submarino a través de la gruta Dos Ojos que conecta directamente con el despacho del alcalde. Nuestro insigne buzo la recorrería con los ojos cerrados.

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    8. Pero ¿cómo? Ya el Globo es de Hackenbush?

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    9. Así figura inscrito en el Registro de la Propiedad de Bienes Voladores. Me molesté en consultarlo cuando me lo ofreció en alquiler para dar la vuelta a GHI, de la que finalmente desistí.

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  2. Entonces ¿no sirvieron de nada ni Roy Bean & Gallows ni Oso? No quiero ni imaginar cómo estará José Duna.
    Sinceramente, esto es algo tan inaudito que tiene que ser un bulo...

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    1. Confirmo que es un bulo. Gigante es de José Duna, y yo tan solo he reservado un asiento para ir a Rayo Verde. La Honestidad es mi lema: "Doctor Hugone semper honestus". Aunque también tengo otro: "Ne occasioni temporis perdere"

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    2. No doy crédito, Sr. Hackenbush. Su trayectoria de vivo es ya conocida por todos, pero si hasta ha hecho negocio con el humo de sus puros.

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  3. Acaba de llegar un teletipo al Gabinete de Prensa de GHI informando del ingreso de José Duna, poeta y cuestionado dueño de Globo Gigante, en el Establecimiento de Reposo Susana, cuyo director es el notable doctor Kari Gary.

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    1. ¿Otra crisis lunática?

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    2. Tal vez no haya escapado de ella desde que exploró los meandros de la locura en su obra Sanatorio San Antonio.

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    3. No: José Duna ha entrado en Susana para seguir un cursillo con la India, fichaje reciente del doctor Kari.

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    4. Los cursillos de la Medium Justiciera están siendo todo un éxito. Este viernes toca “La desambiguación de los mensajes venidos del más allá”, que además cuenta con la asistencia de reputados miembros de la Asociación Espírita Internacional.

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    5. La Huésped de la 11 también ha ingresado en la Casa de Reposo aquejada de crisis melancólica. El Dr. Gary ya le está aplicando un tratamiento innovador basado en purgas, sangrías y la toma de varios alterativos.
      ¡Suerte número 11!

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