Armando Azar en el mar de Lidenbrock

Los primeros pasos de AA en su última aventura
no pudieron ser más temerarios

Del mismo modo que el equilibrista en el circo cuando está sobre una pelota no puede dejar de caminar para no caerse, así el hombre va en marcha por la tierra. Unos caminan siguiendo al sol; otros, yendo a su encuentro. Los hay que lo hacen detrás de la gente, comiendo lo que come, comprando lo que vende. Luego, están los que quieren estar en los sitios que no están y oyen todos los cuentos, intentándolo; se leen todas las historias, prueban a dominar todas las lenguas. De estos últimos no hay muchos; en realidad, solo hay uno y es Armando Azar.

Su penúltima hazaña consistió en hacerse con el pergamino manuscrito en caracteres rúnicos del alquimista islandés del siglo XVI Arne Saknussemm descubierto en 1863, entre las páginas de otro de Snorri Sturluson, por el doctor Lidenbrock, de Hamburgo. El insigne alquimista consignó, mediante un criptograma que logró descifrar el sabio doctor alemán con ayuda de su sobrino, el camino para descender al centro de la Tierra. Si lo compró o robó, nadie lo sabe; lo cierto es que, gracias a los últimos y sorprendentes adelantos, Armando Azar adivinó, cifrada también en el pergamino, otra vía de descenso diferente a la islandesa.

Lidenbrock, insaciable investigador

En aquella ocasión decimonónica, el célebre geólogo y también políglota Lidenbrock llegó a desentrañar el mensaje secreto averiguando que estaba escrito en latín, pero con caracteres rúnicos dispuestos en varias columnas y en el sentido inverso al de la lectura. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Armando Azar en esas columnas de runas (mucho le recordaron a los poemas a Inger Stevens, de su amado Juan-Eduardo Cirlot) fue que el trazo de cada uno de los caracteres variaba de densidad o de grosor.

No existe la certeza de saber qué hay que hacer para que pasen las cosas que, cuando ocurren, se atribuirán al destino. Así, en el momento de su mayor ensimismamiento, Armando Azar no sabía que, con la intención de que regresara, por fin, a la cama de la suite del hotel donde se hospedaban, su secretaria le arrojaría una prenda breve en todos los sentidos de finísima redecilla de seda que esa misma tarde habían ido a comprar juntos en una secreta tienda de aquel lugar; con tanta fortuna que, al caer sobre el pergamino, el tejido le bordaría delante de sus ojos (velando los trazos más débiles, ofreciendo los más gruesos; trasluciéndose los más intensos) la trama de una figura perfectamente delineada de una cabeza de vaca.

Una cabeza de vaca dibujada con puntos sobre las instrucciones para bajar al centro de la tierra desde el interior de un volcán islandés no significaría nada en 1863. No así en 2021 y menos para quien había seguido desde el principio la erupción del volcán Cabeza de Vaca en la isla de La Palma. Otra vez La Palma, la isla del corazón periódicamente inflamado; en esta ocasión, chorreante durante largas noches de roja lava candente, que cubrió todo lo que pudo esa parte de la isla de malpaís negro durante 85 días.

El día 24 de diciembre de 2021, antes de que se decretara oficialmente el final de la erupción y con él la vuelta en tromba de la gente, Armando Azar, empleando un sencillo pero seguro equipo de escalada, se dejó caer por una de las bocas ahora huecas del volcán mientras todos los habitantes de La Palma estaban ya recogidos en sus hogares preparando la cena navideña. Muchos fueron los metros que descendió durante varios días, sin apenas detenerse para comer frugalmente o dar una muy breve cabezada; apartándose levemente de la vertical por algún que otro repecho o por unas pocas bifurcaciones, ante las cuales nunca tuvo dudas, y con el desvío final a través de un ramal casi horizontal, que se iba abriendo como el pabellón de una enorme trompeta conforme avanzaba hasta el lugar que se había fijado como meta. El mar de Lidenbrock, nombrado así por el sabio aventurero hamburgués antes de surcarlo desde su orilla norte, a gran profundidad por debajo de las montañas de Escocia, hasta sus playas del sur; aunque en su extremo oriental, bajo la isla de Stromboli; por cuyo volcán volvería a ascender a la superficie desde las entrañas de la tierra. Los planes de Armando Azar eran, por el contrario, descender hasta el extremo occidental del mar de Lidenbrock, guiado por la idea de que allí debían de levantarse las olas perfectas con las que sueña todo buen surfista, cuyo tubo se vería favorecido por el sentido de la rotación terrestre.

Esta imagen llegada hace unos minutos a GHI da a entender
que AA ha arribado al Mar de Lindbrock

Armando Azar, mientras preparaba su viaje procurando no olvidar ningún detalle, tropezó solamente con un inconveniente; aunque resultaba muy grave: no podría cargar con su tabla de surf cuando se descolgase por los estrechos tubos volcánicos, y menos con la gran longboard psicodélica, su última adquisición. Pero no tardó en imaginar cómo encontrarle remedio; para lo cual, en un viaje relámpago, se plantó delante de las puertas de la finca Locus Solus (situada en Montmorency, a un cuarto de hora de París), donde se encomendó a quien únicamente lo podría ayudar, a su propietario Martial Canterel.

Por nuestra parte, hemos querido ampliar esta noticia para el resto de viajeros de GHI telefoneando a Locus Solus con el fin de conocer el relato de labios del insigne maestro. Nos ha contado M. Canterel que, después de escuchar atentamente la exposición de su proyecto y tras encerrarse en el laboratorio principal durante unas tres horas y media, aproximadamente, le entregó a AA un bote de flis del tamaño de un frasco de colonia lleno de un curioso gel, que describió como inteligente. Al parecer, aplicado en forma de spray sobre la fotografía a escala de cualquier objeto, este gel consigue que se automodele la cosa deseada con todas las propiedades que le son inherentes; sobre todo, hay que ser muy escrupulosos con que la fotografía sea a escala, si se quiere conseguir tan asombroso resultado. Antes de colgar, Martial Canterel nos confió que también se lo había advertido a AA y que, antes de que abandonara la finca con el preciado gel en sus manos, se lo mostró haciendo una Venus de Milo a partir de una fotografía a escala de la famosa estatua griega en menos de lo que canta un gallo.

El profesor Canterel, conocedor de los gustos de AA,
le plasmó una Venus morena

A día de hoy, desconocemos qué hizo Armando Azar con la escultura; tampoco hemos averiguado si consiguió surfear en el mar de Lidenbrock con la tabla inteligente. Sin embargo, es de suponer que logró su propósito, pues tenemos constancia de que su exclusivo traje de neopreno apareció completamente destrozado por fuera de una de las bocas del volcán Cabeza de Vaca el día de Reyes de este nuevo año 2022.

Casa en que AA guardó su tabla de surf
durante su visita al ilustre profesor Martial Canterel

Comentarios

  1. Pongo en duda que este señor haya bajado hasta el mar de Lidenbrock. No estoy diciendo con esto que no se pueda hacer, sino que no a través de los tubos creados tras la reciente erupción del volcán Cabeza de Vaca; por demasiado recientes; a escasa profundidad, todavía incandescentes.

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    1. Con el fin de despejar las dudas del Sr. Duna respecto de las posibilidades que pudiera tener el Sr. Azar para atravesar los tubos volcánicos recién apagados del Cabeza de Vaca, el profesor Canterel me ha dado licencia para comunicar que, además del gel inteligente, le proporcionó a Don Armando un traje totalmente ingnífugo, confeccionado a base de piel de salamandra. Dado que está todavía en fase de experimentación en los laboratorios de Locus Solus, no se me permite aportar más datos.

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    2. Me gustaría saber qué oscuros motivos llevan a José Duna a desconfiar del relato de Armando Azar. No solo Armando Azar ha sido siempre un hombre sincero, sino que es un desprestigio para la poesía este espíritu de mezquindad de que da prueba José Duna.

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    3. No es un secreto que el Dr. Cari Gary, Director del Establecimiento de Reposo Susana, tiene en el Sr. Duna uno de sus más sonoros fracasos como terapeuta. El eminente psicoanalista nunca ha logrado establecer un diagnóstico claro para sus dolencias.

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    4. José Duna es un envidioso. Y la envidia es algo muy feo. También es un presumido.

      Y a propósito, ¿porqué le dan tanta fama a ese profesor Canterel? Yo he hecho descubrimientos e invenciones mucho más útiles y fabulosos que los que ha hecho él. Y no solo en el terreno de mi profesión. Espero que se me haga justicia.

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    5. Sr. Duna, así no, así no.

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  2. Hola, ¿podría don Armando decirme si por fuera de la casa se encontró con unas gallinitas mías?

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  3. Yo también me adentré en Cabeza de Vaca, cuando aún escupía lava, no sin antes encomendarme a Nuestra Señora de los Volcanes. No llegué al mar de Lidenbrock (tuve que desviarme en algún punto), pero sí hasta un despacho. Había libros por todas partes: en las estanterías, en el suelo, sobre los muebles. También había un disco de vinilo colocado estratégicamente en el ojo de buey de la puerta, que me pareció cortado a medida. Aunque lo más peculiar del lugar fue el hombre sentado bajo la mesa. Fumaba en pipa y estaba muy afanado en encontrar algo en una pila de papeles.
    Todo a mi alrededor comenzó a temblar, lo que achaqué al tremor volcánico. Cuando desperté seguía en el sofá de mi casa pero mi persona entera se había convertido en una montaña de ceniza.

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  4. ¡Alto! ¡Alto! ¡Alto! Ese que aparece pintado al lado del señor Lidenbrock no es otro que yo mismo, en los años que estudiaba vulcanología. En ese momento, mi genial amigo analiza una piedrita que yo le había traído tras mi penetración en el cráter del volcán que se ve al fondo. ¡Qué fortuna que algún pintor anónimo nos haya inmortalizado, aunque debía estar escondido, ya que yo no recuerdo que allí hubiera nadie en ese momento, salvo la bella propietaria de nuestra pensión.

    Como yo prefería las aventuras de Eros a la de Ulises, no acompañé a Otto en su viaje al centro de la Tierra. Pero ¡gracias una vez más, Armando Azar, por haberme recordado de nuevo los laureles de mis antiguas aventuras!

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  5. A quien pueda interesar. Próximamente, va a celebrarse una subasta de piezas pertenecientes a las colecciones de AA en la Sala de Proyecciones de GHI –situada en los sótanos de la finca– que hará las delicias de sus fans. Queremos avanzar que los lotes en los que se han agrupado los objetos son muy variopintos, tanto como las aventuras que han propiciado su acumulación. De entre todos, destaca el de los diarios de consulta del Dr. Cari Gary; estos cuadernos, llenos de indiscretas anotaciones, obran en poder de AA desde el día en que abandonó el Establecimiento de Reposo Susana. La fecha y el horario de la subasta se publicarán una vez que nuestro tasador determine los precios de salida de algunos objetos inclasificables, como es el caso de una colección de melodías guardadas en relojes de arena.

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    1. Ojo a Hackenbush.

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    2. ¿Saldrán a subasta su colección de mascarones de proa de buques hundidos?
      Me gustaría usarlos para adornar los postes del dosel de mi cama.

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    3. ¿Entiendo que AA le ha robado los cuadernos de trabajo al Dr. Gari? ¡Y luego dicen de Hackenbush!

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  6. Armando Azar es un genio. A mí me lo demostró cuando publicó en "Penumbra" el "Poema del hombre higiénico", una de las páginas más grandiosas de la literatura en lengua española de todo el siglo XX (y casi diría en cualquier lengua). Aunque no lleva firma, y algunos osan atribuirlo a José Duna, yo estoy seguro de que es obra de Armando Azar.

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    1. Coincido totalmente con este caballero. El señor Duna ni en sus mejores sueños pudo haber escrito “Poema del hombre higiénico”; según he oído decir, se tragó de pequeño un metrónomo.

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    2. En su reciente y extensa entrevista a un periódico de Madagascar, Juan Llampallas confirmó que era obra de Armando Azar: "Yo me encargué de corregir las pruebas de imprenta y era su letra. Por otra parte, el editor Bertholoff me ha contado que necesitaba para sufragar la revista un texto SENSACIONAL y que este fue para él dicho poema".
      ¿Por qué GHI no ha publicado esa entrevista al "Berrido de Madagascar", que también merece el calificativo de sensacional?

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  7. Nos cuentan de buena fuente que AA, en su descenso a los abismos, encontró la biblioteca de Hermes Trimegisto, con los 36.525 que le son atribuidos y otros entre los cuales el "Libro de Ostathas", donde se expone la teoría original del macrocosmos y el microcosmos. ¡Un verdadero terremoto en los medios de la filosofía oculta!

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    1. Agradecería que esa misma fuente revelara si entre los volúmenes de esa biblioteca se encuentra un “Cuaderno de bitácora de Ulises”. No es gran cosa, pero tiene para mí un gran valor sentimental. Podría pasar desapercibido a primera vista como unas simples pieles de cabra enrolladas.

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    2. Imposible no es, pero como el viaje de AA a los abismos ya ha comenzado a adquirir tonalidades míticas, habrá que desbrozar lo verdadero en medio de la selva de invenciones. El rumor más insistente es que se habría encontrado en una cueva con el auténtico Basilio Valentín, quien le habría proporcionado la propia piedra filosofal. Al lado de eso, el "Cuaderno de bitácora de Ulises" es un hallazgo menor.
      Por curiosidad, ¿quién escribe el correo anterior? ¿Don Fernando Mil Pessoas?

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    3. No me extraña que sea el Milpessoas. Ese viejo tiene un rejo... Cualquier día nos habla de Adán y Eva.

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    4. Menos cachondeo. Todas las malas lenguas se callarán cuando salgan mis memorias, editadas por el Sr. Bertholoff. Como sus 57 tomos llevan lujosas litografías a todo color, la aparición se está retrasando un poco, pero yo calculo que para este verano salgan ya los primeros volúmenes.

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  8. Al salir de un tubo y meterse en otro, Armando Azar se encontró con el Conde de Saint-Germain, que reposa varios meses en las profundidades terrestres. "Tengo ahora 563 años, y dentro de poco me daré una vuelta por Madagascar y GHI". Solicitándole AA un mensaje para nuestros lectores, le dio este: "La vida es un contacto de espíritus. Todo en el aire está lleno de espíritus".

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  9. Confirmado: AA al salir de uno de los tubos se encontró en la ciudad de Agarttha, donde le impartieron un cursillo urgente de vattan, la lengua universal, y pudo admirar la biblioteca de muchos millares de kilómetros que se extiende bajo Asia y que solo contiene libros grabados sobre piedra en caracteres indefinibles para el hombre vulgar. AA ha logrado memorizar la imagen de varios de esos libros.

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    1. Resulta desconcertante cómo Armando Azar encuentra tiempo para aplicarse a tanto estudio. Se sabe que recientemente se internó en las selvas de la India para asistir durante dos semanas a un curso sobre protolenguaje impartido por Baloo.

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    2. Armando Azar es una de las cabezas privilegiadas de nuestro tiempo, y está aprovechando al máximo los años de su plena madurez, incluso consagrando días enteros a su vieja afición surfera y al bello sexo.

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