Los huéspedes de GHI recordarán con toda seguridad que durante la
exitosa Batalla de Jazz celebrada recientemente en nuestras instalaciones nos
visitó don Julio Verne; aunque algunos jurarían que era Armando Azar
disfrazado, sondeando las posibilidades que ofrece el ámbito científico como
plataforma que lo acerque a un territorio femenino no explorado.
Resulta que el ilustre novelista,
investigador, inventor, perseguidor, etc., mientras recorría los jardines de
nuestro hotel, se hizo eco de un aroma dulzón que flotaba por la zona del
parque donde hace algún tiempo se ejecutaron distintas obras para montar unos
platós de rodaje. Sin embargo, lo que le resultó más llamativo, según sus
posteriores declaraciones, fue que una dolencia que lo había mantenido en vela
desde hacía varias noches por culpa de una infección de muelas, conforme se
adentraba en la espesura, se le atenuaba al mismo tiempo que irreprimiblemente
se le desplegaba una sonrisa.
No hallando nada entre la flora y la
fauna del lugar que pudiera originar las citadas emanaciones, dedujo que tenía
que ser por alguna reacción química desencadenada en el subsuelo. Así pues,
penetró en las cavas que sirven de bodega al reputado espumoso Dom Bertholoff, y allí estaba: los
efluvios no eran de otra cosa que de óxido de nitrógeno; un
gas incoloro con un olor dulce y ligeramente tóxico,
conocido como gas hilarante, descubierto a finales del siglo XVIII por el químico
británico Joseph Priestley, y que a partir de 1840 empezó a emplearse como
anestésico en medicina.
Claro, de ahí brotaba, se dijo, el
encantamiento del espumoso insolado, de esa base mineral. Desde siempre, los
borgoñas han apresado el sueño sobre las calizas del valle del Ródano; los
oportos siguen peinando la noche desde las laderas del Duero; los malvasías han
venido extrayendo su néctar de los ríos de lava del volcán de San Antonio desde
la época de Shakespeare, y aún sigue siendo así. El secreto de la variedad
vitivinícola bertholoff, que se exprime para producir el afamado vino de GHI,
está en el aire de sus burbujas, el aire que respira el suelo sobre el que se
asienta esta incomparable finca.
La rueda de prensa fue breve. La firma
de sus libros aún más. Presumen ya los aficionados que los pocos ejemplares
firmados por Monsieur Verne alcancen cotas elevadísimas en el mercado de libros
antiguos y raros. Sobre todo por la curiosa firma que don Julio inventó para
este acontecimiento: solo empleó sus iniciales jota y uve desarrollándolas de
manera gótica; pero rematadas, en la sección del rabillo de la uve, con dos
minúsculas y enigmáticas aes simétricas.
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Mr. Verne, en GHI |
Yo he estado en esas cavas de Don Bertholoff y son un auténtico viaje al Centro de la Tierra. Qué menos que haber sido visitadas por Monsieur Verne.
ResponderEliminarAh, por cierto, me unió gran amistad al Capitán Nemo, quien me invitó varias veces a viajar en su Nautilus. Había allí dentro un silencio de mil demonios.
Con esa barba y esos trajes decimonónicos, cualquiera puede usurpar la personalidad de Julio Verne. Este GHI creo que está lleno de dobles.
ResponderEliminarDe lo que no cabe duda, es que la visita del Sr. Verne a GHI no es gratuita. Se ha filtrado cierta información sobre el próximo libro del escritor, una segunda parte de "Cinco semanas en globo". En esta aventura el continente africano será sustituido por un misterioso Hotel de dimensiones desmedidas y ubicación ignota, y el globo por un funicular aéreo.
ResponderEliminar¡Basta ver el retrato que cierra esta noticia insolada!
EliminarEste gran autor es mi preferido, no me falta ni uno solo de sus libros. Pero el que yo recomendaría es 20000 lenguas submarinas.
ResponderEliminarLo siento, pero Miguel Strogonoff es aun superior.
EliminarMi wife gustar mucho strogonoff grande hotel Insolation! Abrazon very grande desde Carolina North!
Eliminar¡Es increíble el bajo nivel cultural a que llegan estos comentarios de los blogs! ¡Y que el motivo sea en este caso uno de los hombres más sabios de su tiempo!
EliminarYo apuesto por una nueva impostura de Armando Azar. Encontré a Julio Verne demasiado demacrado. Como Armando Azar suele estar tostado por el sol de las playas, creo que lo que hizo fue exagerar la palidez de don Julio. Habrá que confirmarlo con Milpessoas, quien sin duda ha sido un gran amigo suyo.
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